Al ir extinguiéndose este año 2022 y en ese impasse entre la Navidad y el Año Nuevo, se hace meritorio reflexionar sobre los principales acontecimientos en materia logística que marcaron este año que termina y que, sin duda, serán el punto de partida para las actividades y estrategias a tomar en el año que está por iniciar.
A escala internacional, tenemos una guerra activa, que si bien ha dejado de ocupar los principales encabezados de los diarios y noticieros a escala mundial, si influirá en algunos aspectos estratégicos, sobre todo en Europa, al afectar el suministro de bienes generales (commodities), básicos y combustibles y que, ante la llegada del invierno, seguramente influirá en las decisiones logísticas de los países que dependen de tales bienes de Rusia y Ucrania y, como consecuencia del mundo globalizado en el que vivimos afectará, de alguna manera, las cadenas de suministro globales. Habrá que seguir de cerca como se comportan estas conforme avanza el invierno en los dos o tres primeros meses del año para anticipar, en la medida de lo posible, desabastos o urgencias en las cadenas logísticas de las diversas industrias.
Por otra parte, China sigue luchando contra un nuevo brote de COVID, tratando de mantener sus actividades productivas y de suministro funcionando. Confinamientos obligatorios y otras medidas tomadas por el gobierno chino parecen apuntar a una nueva situación de escasez y tensión en las cadenas de suministro de ese país al resto del mundo, si bien, hasta ahora, no se ha anunciado un paro de actividades o demoras o faltantes de suministros de las diversas industrias dependientes de ese país. Igualmente, será conveniente estar atentos a la evolución de esta situación en el país oriental.
A escala nacional, México sigue negociando la consulta sobre la política energética en el marco del T-MEC, cuyos resultados pueden repercutir en el comercio bilateral con los Estados Unidos de Norteamérica tanto de bienes como de servicios e inversión. El nuevo equipo negociador deberá ser muy hábil para mantener las condiciones preferenciales que México ha logrado en más de 20 años y que han permitido atraer inversión extranjera directa y el crecimiento industrial del país. Asimismo, la política fiscal deberá permitir que las oportunidades generadas por el «reshoring» o «nearshoring» vean a México como un destino factible, viable y rentable para las inversiones que buscan nuevos mercados tanto de producción como de consumo.
En próximas ediciones iremos desmenuzando estos temas para dar un panorama amplio de lo que podemos esperar en 2023, mientras tanto queremos desearles un placentero periodo de asueto y un 2023 lleno de éxitos, felicidad y salud. Hasta la próxima.
Por: Luis Masse Torres – Socio Director, Lead Time S de RL de CV
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