Por: Luis Masse Torres – Socio Director, Lead Time S de RL de CV
“Que vivas en tiempos interesantes” dice una frase en inglés,
la cual se adjudica a una supuesta antigua maldición china.
Lo cierto es que, en 2022, estamos viviendo esos tiempos
“interesantes”, por decir lo menos.
Desde poco antes de que se declarara la pandemia del Covid-19 por la OMS, el 11 de marzo de 2020, el comercio internacional venía sufriendo presiones en términos de disponibilidad de equipos de transporte, incremento de precios de fletes y cierta contracción en las operaciones comerciales entre países, derivadas de la alta concentración de actividades en países asiáticos como China, Corea del Sur, Taiwán, Malasia, Indonesia, Tailandia y Filipinas, entre otros.
Las emergencias sanitarias derivadas de la declaración de la pandemia provocan que las actividades productivas se suspendan, que los transportes internacionales se reduzcan al mínimo indispensable y que el consumo, a escala mundial, caiga a niveles no vistos en décadas. La crisis sanitaria se convierte en una crisis logística y esta provoca crisis económicas en varios países.
Esta situación provocó dos grandes crisis de suministros: La de semiconductores y la de contenedores. Ambas han propiciado disrupciones en las cadenas de suministro de varias industrias, desde la agrícola hasta la de informática y telecomunicaciones, pasando por la automotriz y la electrónica, lo que ha derivado en una situación de escasez de diversos productos industriales y de consumo.
Pero nada es eterno y, prácticamente dos años después de la declaración de la pandemia, empezamos a ver que, poco a poco, las empresas productivas han empezado a retomar sus ritmos de producción y embarque desde el segundo semestre de 2021. Si bien no se ha llegado a una recuperación total, el ritmo de las cadenas globales de suministro está incrementado su actividad consistentemente.
Sin embargo, el mundo cambia repentinamente y, al momento de escribir este artículo, nos enfrentamos a un conflicto bélico en Europa Oriental entre Rusia y Ucrania con motivos y objetivos diversos pero que, al final de cuentas, afectará de alguna manera a todos los países del mundo. No nos ocuparemos en este espacio a analizar el conflicto en sí, pero podemos asegurar que este afectará, nuevamente, a las cadenas productivas y logísticas globales que estaban empezando a recuperarse de la crisis sanitaria del Covid-19. Los combustibles incrementarán sus precios lo que provocará un alza en los fletes, las exportaciones e importaciones de ambos países se suspenderán en algún sentido y ello provocará movimientos negativos en sus clientes y proveedores internacionales y, en un mundo tan interconectado y globalizado en el que vivimos, será prácticamente imposible para cualquier país sustraerse de esta situación. Habremos de seguir de cerca la evolución del conflicto y sus afectaciones en un artículo posterior.
Por otra parte, en nuestro país, grandes cambios han ocurrido en este periodo “pandémico”: La creación de la Agencia Nacional de Aduanas de México, cuyos principales propósitos son, de acuerdo con la información oficial, reforzar la recaudación de contribuciones al comercio exterior y enfocar los esfuerzos en el combate al contrabando, el narcotráfico y otros delitos relacionados con el comercio exterior mediante la erradicación de la corrupción y la impunidad en las aduanas; tarea que luce retadora para las autoridades militares que están ya haciéndose cargo de varias aduanas.
Asimismo, estamos inmersos en el proceso de adecuación de la implementación del Complemento de Carta Porte, documento destinado a acreditar la posesión de los bienes y aportar los datos sobre su procedencia y destino, así como acerca del medio que los transporta, con el propósito de evitar actos ilícitos en este rubro pero que está ocasionando complejidades operativas a embarcadores, transportistas y a las propias autoridades.
¿Nuevas Reglas Generales?
Tenemos nuevas Reglas Generales para el Comercio Exterior 2022 con sus modificaciones y actualizaciones que deberemos analizar a conciencia y enlazarlas con los nuevos Reglamentos Interiores de la ANAM y del SAT para evitar situaciones que pongan en riesgo la operatividad y viabilidad de las empresas. En adición, es de esperarse que en junio de este año se implemente la Séptima Enmienda del Sistema Armonizado de Designación y Codificación de Mercancías con sus consecuentes implicaciones en la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación, así como su tarifa.
Además, seguimos revisando y negociando la controversia en las reglas de origen para la industria automotriz, la cual es estratégica para México y que, a decir de la Secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, tomará 6 meses resolverlo si no hay más contratiempos. A esta situación debemos agregar la tensión generada por la nueva Reforma Energética promovida por nuestro gobierno actual y que no ha sido muy bien recibida por nuestro socio comercial más importante. En este rubro, tenemos una buena noticia: México y Corea del Sur han formalizado su intención de establecer un acuerdo comercial bilateral, lo que les abrirá las puertas de un nuevo mercado a los exportadores mexicanos y buscará atraer más inversión extranjera directa de ese país al nuestro.
Con todo lo anterior, surge las preguntas que dan nombre a este artículo ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? Y la respuesta es sencilla, aunque no tan simple, prever y prepararse.
El desarrollo de distintos escenarios de operación, desde el más pesimista hasta el más optimista, permitirá a las empresas y sus prestadores de servicios logísticos y de apoyo generar estrategias que administren el riesgo y generen la mayor certidumbre y productividad posible.
Estar al tanto de los acontecimientos mencionados y los que vayan surgiendo para identificar cuál puede ser la afectación a las operaciones propias es el primer paso para generar planes de contingencia y cursos de acción ante situaciones de riesgo. Entender los procesos logísticos actuales como el suministro, el transporte, los servicios colaterales como almacenaje, aseguramiento, despacho aduanal, la distribución internacional y otros relacionados en cuanto a los países y regiones de donde se adquieren o a donde se envían los bienes es crucial para la toma de decisiones.
Aspectos como las variaciones en los costos de los productos y servicios mismos, los fletes, los seguros, el despacho aduanal de mercancías, almacenajes, maniobras y otros servicios, las acciones emprendidas por los países con quienes se negocia y el riesgo país implicado son otros factores para tomar en cuenta en la planificación de estrategias de suministro, producción y distribución.
De igual manera, estar permanentemente actualizados sobre los cambios, iniciativas y nuevas disposiciones legales en relación con el comercio exterior es imprescindible para la elaboración de estrategias adecuadas a la maximización de beneficios y disminución de riesgos logísticos y legales.
En este sentido, la capacitación y actualización permanente debe formar parte del quehacer diario de las empresas y sus especialistas en comercio internacional y exterior, logística internacional y cadenas de suministro. Estar al tanto de las nuevas tendencias, metodologías y herramientas que permitirán optimizar las operaciones logísticas ya no es una opción, es una responsabilidad si es que dichas empresas quieren permanecer en el mercado de manera competitiva.
Existen diversas opciones tanto para mantenerse actualizado de los acontecimientos mundiales como para actualizarse en áreas y temas de importancia estratégica respecto a las cadenas logísticas globales, pero siempre deberán contemplarse aquellas que representen veracidad, seguridad y validez de la información que manejan.
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