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El mes pasado tuve la oportunidad de participar en una entrevista promoviendo un evento logístico internacional que tuvo lugar en la Ciudad de México en la cual se me preguntó qué oportunidades veía para México con la nueva tendencia logística del “nearshoring” o ubicación cercana de plantas productivas industriales o de centros de distribución o nodos logísticos globales, como también suele llamárseles. Y mi respuesta fue simple y directa: Muchas y algunas son inigualables. En esta nota explico con más detalle mis comentarios expresados en esa entrevista.

El “nearshoring” o ubicación cercana de cadenas de valor y suministro, se deriva del concepto “reshoring” o reubicación (Sin que esta sea, necesariamente, cercana) y este, a su vez, se desprende del “offshoring” o ubicación de dichas cadenas más allá de las fronteras de un país. Incluso ya ha empezado a acuñarse el término “friendshoring” o ubicación de tales cadenas globales de valor en países “amigos” o “aliados”. Hablamos pues, con todos estos términos, de una reconfiguración de las cadenas de valor y logísticas globales en las que los centros de abastecimiento, producción, distribución y consumo han modificado su ubicación y alcance.

Pero ¿Por qué comento que esta es una situación y coyuntura muy conveniente para México? Pues, fundamentalmente, porque cuenta con ciertas ventajas competitivas inigualables para el resto de los países: Comparte 3,152 kilómetros de frontera con el que, hasta hoy, sigue siendo el mercado de consumo más importante del mundo, Estados Unidos de Norteamérica con el cual, además, tiene un acuerdo comercial recientemente renovado con el nombre de T-MEC o USMCA que le permite acceder a un mercado de consumo de alrededor de 310 millones de personas que absorben el 16% de las importaciones mundiales. Por otra parte, los incentivos que genera el gobierno mexicano a través de sus programas de fomento al comercio exterior como el de la Industria Maquiladora Manufacturera de Exportación y Servicios (IMMEX), el de Devolución de Impuestos de Importación (Draw Back), de Promoción Sectorial (PROSEC) y otros que lo hacen muy atractivo para la inversión extranjera directa.

Sin embargo, estas oportunidades de que México se convierta en destino de la reubicación de plantas productivas y nodos logísticos depende no solo de las ventajas señaladas anteriormente sino también de la participación de los industriales y empresarios y el gobierno, el cual debe proporcionar condiciones de certidumbre en materia de seguridad, infraestructura y legalidad para las inversiones que pretendan instalarse en nuestro país con miras a producir bienes y servicios cuyo destino sean los Estados Unidos de Norteamérica. Es necesario fortalecer las carreteras, los puertos, los aeropuertos, las aduanas y los recintos fiscales. La seguridad material, física y patrimonial es un tema pendiente que debe mejorar sustancialmente para brindar garantías a los inversionistas extranjeros y por otra parte, los aspectos legales y fiscales deben generar confianza en estos para que los flujos de capitales externos consideran a México como un destino viable, factible y confiable.

Por su lado, los industriales nacionales deben enfocar sus baterías en el desarrollo industrial y tecnológico de sus empresas y no quedarse únicamente en el sector servicios ya que solo así se promoverá la transferencia de conocimiento científico y tecnológico que permitiría tener una base más sólida de empresas nacionales de alto valor agregado y no solo de satélites de grandes corporaciones internacionales que vengan al país a instalar sus plantas productivas pero que importen desde la materia prima hasta los procesos tecnológicos porque no encuentren proveedores adecuados en el país.

Finalmente, los proveedores de servicios logísticos de transporte, almacenaje, despacho aduanal, reexpedición logística y similares deben actuar como coordinadores entre las estrategias del gobierno y las actividades industriales buscando aprovechar programas como el Comité Nacional de Facilitación del Comercio o el Proyecto Rumbo a una Política Industrial de la Secretaría de Economía, que busca que el país tenga una industria nacional innovadora y con ella aprovechar tanto la relocalización como el impulso que se ha venido dando en Norteamérica  para la producción de semiconductores.           

En fin, las oportunidades para México están en el reshoring y el nearshoring, pero debe ser un esfuerzo conjunto entre la industria, los proveedores de servicios logísticos y el gobierno federal para capitalizar tales oportunidades en acciones específicas que le permitan al país promover sus exportaciones, atraer inversión extranjera directa y fomentar el desarrollo industrial del país.

¿Será posible? 

Por: Luis Masse Torres – Socio Director, Lead Time S de RL de CV

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