En entregas anteriores hemos revisado esta tendencia mundial (Reshoring, Nearshoring y ahora se nombra hasta Friendshoring) que no es otra cosa que la reubicación de las operaciones productivas o de distribución internacionales en países más cercanos al originador de estas o a los centros de consumo principales. En el caso de nuestro país, quienes están buscando esta reubicación son empresas que pretenden vender sus productos en los Estados Unidos de Norteamérica, concretamente, al ser el mercado tanto de producción como de consumo del mundo. Y se trata de empresas de todas las nacionalidades que pueden competir en ese mercado.
Hemos dicho también que México, por su vecindad con los Estados Unidos, principalmente, por la calificación de su mano de obra, por su aceptable infraestructura logística (Puertos, aeropuertos, carreteras, vías ferroviarias, corredores y concentradores logísticos) y un acuerdo comercial (El T-MEC o Tratado México-Estados Unidos-Canadá) sigue siendo un polo de atracción para esas empresas que buscan reubicar sus operaciones productivas y de distribución. Sin embargo, esto no se ha visto aún lo suficientemente aprovechado en nuestro país por varios motivos que también ya hemos expuesto (Inseguridad física y financiera, incertidumbre legal y política, manejo de la política exterior) y la inversión extranjera directa producto de este fenómeno no acaba por caer en proyectos concretos.
La ventana de oportunidad, como ya se ha comentado en varios medios especializados en el ramo del comercio internacional y exterior, es muy estrecha y temporal y si no se toman las medidas apropiadas para aprovecharla, el país perderá una oportunidad enorme para lograr uno de los objetivos fundamentales del comercio exterior: Atraer la inversión extranjera directa para fortalecer y desarrollar la industria nacional.
Es menester que tanto industriales nacionales que proveerían bienes y servicios a las empresas extranjeras que se instalaran en México, proveedores de servicios logísticos en todas las fases de la cadena de suministro y el gobierno federal a través de sus dependencias relacionadas con el comercio exterior como lo son la Secretaría de Economía, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a través de sus dos grandes unidades relacionadas con esta actividad que son el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes y la Secretaría de Relaciones Exteriores pongan en marcha planes y actividades conjuntas tendientes a resaltar el atractivo de México para las empresas que buscan destinos para sus proyectos de Nearshoring.
Los beneficios de aprovechar esta oportunidad serían el incremento de empleos en todos los niveles, desde directivos hasta operativos, mayor captación de divisas, mayor recaudación por el incremento de las actividades productivos, el desarrollo de polos industriales y logísticos de empresas nacionales proveedoras de las grandes empresas y, en suma, mayor desarrollo para el país siempre y cuando se establezcan los controles legales adecuados para que todos los actores de estas operaciones se vean beneficiados por ellas.
El tiempo está corriendo y el nearshoring se ve muy cerca y a la vez muy lejos de nuestro país. Todos los que nos dedicamos a la actividad logística y de cadena de suministro debemos prepararnos para aprovecharlo y ayudarles a las empresas productivas y comerciales a capitalizarlo. Si lo hacemos correctamente, nos irá bien a todos.
Por: Luis Masse Torres – Socio Director, Lead Time S de RL de CV
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